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Cuarto lamento acróstico[a]

El profeta

¡Perdió el oro su brillo!
¡Quedó totalmente empañado!
¡Por las esquinas de las calles
quedaron regadas las joyas del templo!

¡Oro puro! Así se valoraba
a los habitantes de Jerusalén,
¡pero ahora no valen más
que simples ollas de barro!

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Footnotes

  1. Lamentaciones 4:1 Acróstico: Véase nota en 1.1.